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viernes, 1 de enero de 2016

QUE DEBES SABER ANTES DE REGALAR UNA MASCOTA

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Rosados y diminutos cerditos, un exótico camaleón que cambia de color o un petauro trepador. El mundo de las mascotas va mucho más allá de los perros y los gatos, y no serán pocas las que se adquieran en estas fechas para regalarlas por Navidad. Pero hacerse con un animal exótico debería implicar mucho más que el intento de ser original. Hay que saber exactamente qué compramos y cómo cuidar de ello para evitar decepciones, malos ratos, que nuestro animal enferme o desmejore o incluso que termine abandonado por no ser capaces de darle lo que necesita.
Lo mejor si estamos pensando en adoptar o comprar un animal es acudir a un veterinario o a una tienda espcializada donde nos expliquen exactamente qué conlleva convivir con un loro, una tortuga o una iguana, por ejemplo. ¿Qué debe comer y cuánto espacio necesita para estar sano y feliz? ¿Se estresará viviendo en un piso de ciudad? ¿Huele o hace mucho ruido? Por si alguien se lo está pensando, y solo como orientación previa, aquí van algunas cosas a tener en cuenta antes de comprar un animal exótico para evitar decepciones y no poner en riesgo la salud del animal. 

Minicerditos que no son tan minis
Si hace unos años parecía una excentricidad tener un cerdito como mascota, hoy es una opción que cada vez elige más gente, animados por el ejemplo de muchos famosos que tienen un minipig, como George Clooney. Son adorables de aspecto y muy cariñosos como compañía, pero tienen un importante inconveniente: es difícil asegurar que vayan a mantener un tamaño y peso manejables.
De hecho, la Asociación Norteamericana de Minicerdos establece que la talla adulta de estos animales no debe sobrepasar los 50 centímetros de altura o o los 68 kilos de peso para ser considerados como tal (lo cual es un peso considerable para una mascota). Se trata de una problemática importante: hacerse con un lechón diminuto que termine siendo todo un cerdo correteando por nuestro salón. Para evitarlo, algunos criadores de estos animales han practicado la endogamia entre ejemplares de pequeño tamaño, lo que puede resultar en animales enfermizos o con problemas congénitos, o no les alimentan adecuadamente durante sus etapas de desarrollo.
Si quieres regalar un minicerdo, ten en cuenta que su tamaño final será difícil de predecir, y que existe la posibilidad de que la persona obsequiada termine con un cerdo de más de 50 kilos en su casa, lo cual es difícilmente compatible con tener un piso o una casa pequeña en una ciudad.
Iguanas muy exigentes

Las iguanas verdes llevan ya años de moda como mascotas, debido a que son muy tranquilas y desde luego muy originales. Sin embargo, no son animales fáciles de mantener en buenas condiciones, ya que requieren un entorno muy particular y una alimentación vegetal variada y concreta para nutrirse adecuadamente y no enfermar.
Hay que tener en cuenta que las iguanas son animales tropicales, de forma que necesitarán un terrario amplio que recree ese ambiente, siempre cálido y muy húmedo. Además, hay que aportarle elementos por los que trepar, un espacio donde esconderse si se siente amenazada y un charco o piscina para que se refresque. Por último, hay que tener en cuenta que las iguanas pueden alcanzar tamaños superiores al metro y medio de largo. Existe la falsa creencia de que mantener a una iguana en un terrario pequeño limitará su crecimiento, pero esto no es cierto, y mantener una iguana grande en un terrario demasiado pequeño solo le causará lesiones y estrés.
En cuanto a su alimentación, las iguanas son herbívoras y requieren una dieta variada para adquirir todos los nutrientes que necesitan, pero no comen cualquier planta. De hecho, su alimentación es muy delicada, y es difícil reproducirla ya que la mayoría de las especies de las que se alimentan en la naturaleza no están presentes en nuestro país, así que hace falta informarse bien sobre qué vegetales se les pueden dar y cuáles no. La alfalfa, el hibisco o los pétalos de rosa están entre los adecuados, así como trozos de fruta de vez en cuando, pero no cualquier fruta, y también conviene evitar las espinacas, la coliflor o el apio.
Lo mejor es informarse bien en una tienda de mascotas especializada para no darle algo que pueda poner en riesgo su salud. Además, conviene recordar que un reptil no se parece en nada a un cachorro de mamífero, y que por tanto su comportamiento como mascota también será muy diferente, en cuanto a la comunicación con su dueño y su tolerancia con el contacto físico. Ten en cuenta esto antes de regalar una iguana por Navidad.

Loros escandalosos (y a veces, ariscos)
Los loros son otra mascota que tiene muchos partidarios: son muy inteligentes y muchos son capaces de aprender trucos de su dueño, lo que lo convierte en un modo de compañía muy apreciado. Pero existen varios tipos de aves que encajan dentro del grupo de lo que llamamos loros, y no todos son iguales: su carácter, esperanza de vida y necesidades varían generalmente según su tamaño.
Los más pequeños (periquitos o loros americanos, por ejemplo) son más baratos, menos ruidosos y viven de media entre 10 y 30 años; los medianos (loris arcoíris o caiques) viven más tiempo, unos 40 años y generan algo más de ruido, pueden aprender más trucos pero también requieren más interacción y ciudades; los grandes, como las cacatúas o los guacamayos, pueden vivir hasta 50 años, por lo que requieren un compromiso a largo plazo, además de más espacio para moverse con comodidad y mucha interacción.
Una vez elegida la especie, también hay que tener en cuenta que los loros viven varias etapas durante su desarrollo, y que un loro bebé no tiene el mismo carácter que uno adulto. Por lo general, será más afable de pequeño e irá desarrollando un carácter más arisco a medida que crece si no se le dedica suficiente tiempo y atención. Lo que no desaparecerá es el jaleo a su alrededor: los loros son ruidosos, parlotean sin cesar y pueden causar bastante estropicio a su alrededor, lanzando trocitos de comida y excrementos desde su jaula. Si la persona a la que vas a regalar una mascota no tiene tiempo y ganas de lidiar con un animal con carácter, quizá un loro no sea la opción más adecuada.


Tortugas, posibles presas de otras mascotas
Aunque es habitual regalarlas a los niños porque se supone que son fáciles de mantener, la mayoría de las tortugas no superan el primer año como mascotas a causa de las enfermedades o el estrés que pueden padecer si no se tienen en las condiciones adecuadas. Conviene tener en cuenta, por ejemplo, que las tortugas no deben convivir con otras mascotas, como perros o gatos, que pueden considerarlas una presa y de las que difícilmente pueden huir o esconderse.
Puesto que son reptiles, las tortugas necesiten que el entorno les aporte el calor que necesitan: su habitáculo debería encontrarse a una temperatura entre 26 y 28 grados, y si es posible, recibir directamente la luz del sol. Lo más habitual es tener en casa una tortuga de agua, así que en su terrario debe haber un charco o piscina donde puedan sumergirse y bucear.
El principal problema que puede ocurrir con una tortuga como mascota puede venir de su tamaño: poca gente espera al adoptar a una tortuguita de 7 u 8 centímetros que ésta pueda alcanzar una talla de unos 40 centímetros, lo que hace necesario un acuario mayor y más comida. Es habitual que terminen abandonadas cuando sus dueños ya no pueden, o no quieren hacerse cargo de un reptil que acogieron cuando era diminuto pero que ha alcanzado un tamaño casi intimidante.
Camaleones y el alimento vivo
De aspecto estrambóticamente simpático, los camaleones son otro reptil muy demandado como mascota. Su supuesta capacidad de camuflaje (el cambio de color responde a sus estados de ánimo y no a su interés por esconderse) le hacen un animal muy interesante, y son muchos los que cuentan con que serán cómodos para convivir con ellos, ya que pasan la mayor parte del tiempo en un terrario.
Pero los camaleones tienen una particularidad a tener en cuenta si se quieren tener como mascotas, además de recrear el entorno adecuado de luz, humedad y temperatura: solo aceptan como alimento insectos vivos que ellos mismo cazan atrapándolos con sus lenguas enrollables. Esto requiere comprar con frecuencia alimento en tiendas especializadas, y puede ser desagradable de manipular para algunas personas.
Patos en pareja (y solo en un jardín)

Un patito esponjoso y adorable cuaqueando por el salón. La estampa no podría ser más entrañable. Pero tener un pato como mascota no es fácil si quieres que el animal sea feliz y esté sano. Para empezar, hay que tener en cuenta que los patos son animales sociables, y que lo ideal es tener al menos dos para que interactúen y se hagan compañía mutua.
Pero además, un piso es un entorno poco adecuado para un pato, así que si no habrá un jardín donde puedan pasear, e idealmente un estanque o pequeño lago donde nadar (solo a partir de los dos meses, antes podrían ahogarse), es mejor que te plantees otra mascota como regalo. Ten en cuenta también que los patos pueden oler bastante fuerte, lo cual puede ser desagradable para mucha gente.
Petauros: ruido, olor y suciedad
Un pequeño marsupial de grandes ojos y divertidos andares que no duda en trepar por la ropa de su dueño para alcanzar la comida que éste sostiene en su mano. Los petauros están ganando popularidad como mascotas en los últimos años, pero conviene pensarlo bien antes de decantarse por este animalillo, porque tiene una serie de inconvenientes que harán tu vida más incómoda y con los que tienes que estar dispuesto a lidiar.
Para empezar, los petauros son animales ruidosos, especialmente por la noche: bufan, ladran y saltan de un sitio a otro. Además, son animales con el olfato muy desarrollado, de forma que utilizan ese sentido para marcar su territorio: impregnarán su jaula de sustancias olorosas y habrá que limpiarla a menudo para que no se convierta en algo desagradable. También son sucios, ya que hacen sus necesidades allá donde van, lo que puede ser perfectamente el cuerpo de su dueño, sus muebles o su ropa.
Si estás dispuesto a lidiar con ello, o a hacer que otro lo haga, ten en cuenta que los petauros son animales planeadores, y que necesitan jaulas de gran tamaño para poder saltar y planear dentro de ellas. También que no siempre están acostumbrados al contacto humano, y por tanto es habitual que muerdan si se sienten amenazados. Por último, es necesario tener mínimo dos petauros para evitar problemas como la depresión.

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